SU VIDA
por Eduardo Erro
El 10 de marzo de 1936 la
señora Blanca Iribarne daba a luz un hijo natural a quién llamó Alfredo.
A muy temprana edad pasó a vivir con el matrimonio Durán-Carbajal, cuyos integrantes
Carlos y Doraisella, fueron considerados por Alfredo como sus verdaderos padres..."Mi
padre y su Baldomir, mi madre y su hemiplejía"...dijo en 1977 al estrenar su
impresionante Guitarra Negra.
O cuando en 1980 en México escribió: "... Chamarrita de los milicos está dedicada
a mi padre; la escribí de un tirón el mismo día que nació mi hija mayor... Carlos,
quien habiendo sido hijo de coronel, había terminado de 'milico' en los años 40... no
era mi padre y yo lo sabía. Era muy viejo para ser mi mejor amigo, pero cuando ya viudo
me pidió que no lo abandonara, sentí que más que mi padrastro era mi hermano, y lo
acompañé hasta el final...".
Sus primeros años transcurrieron en el pueblo de Santiago Vázquez, muy cerca del río
Santa Lucía. En los veranos sus vacaciones cursaban por el departamento de Flores, donde
José Carbajal (hermano de Doraisella) trabajaba al servicio de los Irazábal.
Ese entorno le dio a Alfredo un gran conocimiento del hombre de campo, a quien entendió,
comprendió y por sobre todas las cosas fue fuente inspiradora de buena parte de su obra.
Más de una vez dijo: "No soy folclorista; soy cantor popular uruguayo, y mi canto es
fundamentalmente de raíz campesina; todo es milonga, milonga madre, madre incluso del
tango y del candombe...".
A los 8 años de edad "me enfrenté por primera vez con un micrófono en CX 44 Radio
Monumental: las madres pagaban 10 pesos y los niños cantábamos los miércoles en el
programa 'El precoz tenor' dirigido por Fernando Orejón. De ahí recuerdo a Jorge
Riverón y a Manolo Guardia".
De infancia cristiana, tomó la primera comunión en 1943 y llegó a monaguillo en tiempo
de la escuela primaria. A esa edad, cuentan sus ex-compañeros, era común ver a un
Alfredo que se divertía más con un microscopio que con una pelota de fútbol (en el
exilio, sin embargo, fue una pelota y no un microscopio una de las pocas cosas que puso en
su maleta al partir de Carrasco). Pero sin dudas, su maestra de 4º año, Esmeralda
Iralde, forjó buena parte de la personalidad cultural de Zitarrosa: "Ella me
enseñó a gustar de Fidias, de Beethoven, me enseñó a usar el microscopio...".
En la edad liceal, Blanca Iribarne se casa con un ciudadano argentino de apellido
Zitarrosa. De ahí adopta el apellido por el que todos lo conocemos. Coincidencias de la
vida: el argentino Zitarrosa se llamaba Alfredo. Del matrimonio Zitarrosa-Iribarne nace la
única hermana de Alfredo: Cristina Zitarrosa.
Sus años liceales transcurren por el Liceo D.A. Larrañaga, el nocturno del Liceo
Zorrilla, la Facultad de Humanidades.
A los 18 años ya huérfano de padres adoptivos y viviendo con su madre en la calle
Yaguarón, y... "a raíz de una conversación telefónica con el novio de una amiga
de mi madre de apellido Herrera si mal no recuerdo", es propuesto para dar una prueba
en CX 10 Radio Ariel. Salva la prueba, es locutor, y hasta que se aparta de esa profesión
luego de ininterrumpidos 10 años, su voz se escucha por CX 32, 36, 14, 18, 20, 8 y cabina
de Canal 4 Montecarlo.
Polifacético como muy pocos uruguayos, excepcional autodidacta, lector empedernido y con
una cultura infrecuente entre sus colegas, gana en 1958 el premio municipal de poesía. El
tribunal estaba integrado por Juan Carlos Onetti, Laura Cortinas y Vicente Basso Maglio,
poeta simbolista, anarquista, que escribía los editoriales de CX 14 que Alfredo leía.
En 1961, fallece Vicente Basso Maglio: el editorial de la radio diría que el programa
cesaba por la muerte de su autor. Alfredo publica una carta en los semanarios Sol, Marcha
y Lucha Libertaria, donde dice: "El programa no había cesado por la muerte de su
autor, sino que el autor había muerto por cese de su opinión". Por el contenido de
esa carta y por otros detalles fue "cesado con renuncia" en CX 14. Años más
tarde, por el contenido de esa carta, es contratado por Carlos Quijano como periodista de
Marcha.
Con lo que cobró por la indemnización, proyectó un viaje a la Cuba post Batista; sin
embargo solamente llegó hasta Perú donde trabajó como periodista en "7 días"
y "Oiga" de Lima. "Dejé ese empleo para irme con un gringuito que
estudiaba antropología, en su automóvil por la Panamericana hasta Mexico, donde un
amigo, el gordo Dotta, me mandaría los pasajes para ir a Cuba. Pero a último momento, al
gringuito no le dejaron sacar el vehículo, que era un jeep, porque era un material de
deshecho del ejército peruano. El lo vendió, se fué en avión a EEUU, y yo quedé en
'banda', sin viaje, sin dinero y sin empleo. Un amigo, César Durán, sin conocimiento
mío, me anuncia como cantor en el show de Tulio Loza en el canal 13 Panamericano de Lima;
canté dos canciones: Guitarrero y Milonga para una niña, cobré 50 dólares y ahí
debuté como cantor". "Sin embargo mi primera canción la compuse por 1960:
Recordándote, una zamba compuesta como si la cantaran Los Chalchaleros y dedicada a un
compañero de CX 14 que estaba ennoviado con una amiga mía".
"Al regresar a Uruguay, fuí locutor de cabina y luego locutor de cámaras en
Montecarlo TV Canal 4. También escribí cuentos en Acción y fuí periodista en Marcha,
donde por encargo de Hugo Alfaro, entrevisté a Silvie Vartan, George Maharis, Don
Atahualpa, Onetti, Gabito, etc.".
Por esos años se edita el primer disco de Alfredo, un disco doble, lo que en esa época
se conocía como "extended simple". En la cara A figura Milonga para una niña y
El Camba; en la cara B, Mire amigo y Recordándote.
A partir de ese momento, infinidad de canciones y decenas de discos se editarían en
Uruguay, Argentina, España, Venezuela, México, Chile, que se escucharían por todas
partes del mundo. Países tan disímiles en costumbres e idiomas como Australia, Canadá,
Italia, EEUU, Francia, Brasil, Alemania, y todos los países de habla hispana, conocieron,
disfrutaron y aplaudieron a este artista. Algunos países, a nivel oficial, desprendidos
de toda connotación que sea exclusivamente artística, lo recuerdan y ubican en su justa
medida, más aún que en su propia tierra natal.
Una de las más grandes alegrías de Alfredo, la vivió el 27 de enero de 1970 cuando nace
su hija mayor: Carla Moriana. Se había casado con Nancy Marino el 29 de febrero de 1968
("así festejo cada 4 años"). Casi cuatro años después de haber nacido su
primera hija, repite esa alegría, el 12 de diciembre de 1973, cuando nace su hija menor,
María Serena. Sus dos hijas fueron inspiradoras de dos bellísimas canciones: Para Carla
Moriana y María Serena mía.
El 20 de julio de 1970 es otra fecha importante: Zitarrosa debuta en Buenos Aires en el
teatro ABC de Esmeralda 506 y Lavalle y repite su actuación una semana después. Los
comentarios en varios diarios argentinos de artistas internacionales son concluyentes,
Atahualpa Yupanqui: "Milonga del solitario la canta mejor que yo"; Joan Manuel
Serrat: "Lo considero el poeta más importante de América Latina".
En febrero de 1971 hace pública su adhesión al Frente Amplio, y en agosto de
1971..."hace una semana que me afilié al MPU del FIDEL. Al FIDEL lo voté en el 62 y
el 66. Vivo aquí, en la playa, en casa de la familia de mi señora. No pago alquiler, y
hoy de noche se inaugura en mi casa un comité de base".
Luego de casi cuatro años de no poder trabajar en su país, el 9 de febrero de 1976, se
autoexilia, comenzando ahí la etapa más desgarradora, más injusta, de todas las que le
tocó vivir. Serían 8 años, 1 mes, 3 semanas y 1 día que Argentina, España y México
lo hospedarían fisicamente: "Mi corazón y mi mente están en Uruguay. Yo vivo aún
en Montevideo. Trabajo de cantor popular exiliado. Soy cantor popular exiliado".
Reconocimiento de gobiernos, aplausos de pueblos de todas las latitudes, respeto y
admiración de maestros musicales, guitarristas, periodistas, etc. fue la tónica común
en todo ese período. Todo eso aunado a una defensa a ultranza de la democracia y la
justicia que se había perdido en Uruguay.
Y el 31 de marzo de 1984, apenas pasadas las 14:00 hs., en el Aeropuerto Nacional de
Carrasco, el pueblo uruguayo nuevamente se encontró con su cantor. Decenas de miles de
orientales salían ese día a la rambla de Montevideo para demostrarle al mundo que más
de 8 años no alcanzaron para romper una relación humana cantor-pueblo, cuando ella es
espontánea, sentida, fuerte, real.
Ese mismo pueblo que casi 5 años después, el 17 de enero de 1989, volvió a salir a la
calle para ubicarlo para siempre y, como sucede sólo con algunos, en la inmortalidad.
(Este texto es un resumen del publicado en el diario La República, el 17 de enero de
1998, por Eduardo Erro.)
|